Panxón romano

Descripción
El origen del actual asentamiento de Panxón se remonta a la Cultura Castreja, anterior al período romano, de la que podemos observar este magnífico castro insular. En el período romano la importancia de Panxón se acrecentó debido a la importancia comercial de su puerto. Tenemos magníficos ejemplos en el altar (ara) recuperado en la playa de la Madorra y dedicado a Mercurio, o en la factoría de cerámica exhumada en esa misma calle. Esto fomentó un importante desarrollo urbanístico que tiene su mejor expresión en el magnífico mosaico de temática marina recuperado a comienzos del S. XX.
Con la “dominación” romana, allá por el s. I a. C, las poblaciones indígenas castrejas sufrieron un proceso de asimilación, conocido como romanización, que implicó la adopción de las costumbres y gustos romanos y de una nueva lengua, el latín, que, con el tiempo, evolucionaría hacia la lengua gallega. El grado de romanización fue muy dispar y se mantuvieron, en gran medida, la organización social y las tradiciones.
En Nigrán tenemos palpables muestras de este período: castros de Chandebrito, Priegue y Panxón.
El Castro de Panxón, muy desfigurado, se sitúa sobre una pequeña península costera. Sabemos que las poblaciones de estos castros costeros mantuvieron, ya desde antiguo, repetidos contactos con los comerciantes del Mediterráneo (fenicios principalmente), al igual que con otros castros semejantes, bien próximos, como el de la Isla de Toralla o el que, en la actualidad, ocupa el Museo del Mar. Esto implicaría una gran antigüedad en el asentamiento de este castro que se podría situar más allá del s. V la. C. y su ocupación hasta bien avanzado el período romano.
El proceso de romanización provocó el progresivo abandono de los castros y la ocupación de las tierras bajas y costeras. Este es el caso de Panxón, donde se consolidó el núcleo de ocupación romana más importante de todo el Val Miñor. Aunque desconocemos con exactitud la razón precisa de la formación del Panxón romano, podemos considerar que la existencia previa del castro, así como las excelentes características naturales de su costa como puerto natural, serían factores decisivos.
Panxón debió jugar un papel relevante en los circuitos comerciales que se desarrollaban en la ría de Vigo, tanto como puerto de entrada de mercancías como en los procesos asociados a la industria de la salazón, que tenía gran importancia para la conservación de alimentos perecederos. En pueblos próximos, como Vigo, se desarrolló, en esta época, una importante industria dedicada tanto a la obtención de sal como a la elaboración final de los productos, entre los que destacaba el garum, una especie de salsa salada elaborada a base de vísceras de pescado fermentadas.
Como muestra de la importancia de la actividad comercial en el Panxón romano tenemos el ara descubierta en la Playa de la Madorra (1958), estudiada por Mª Álvarez Blázquez y que actualmente se puede observar en el Museo Quiñones de León de Vigo. Un ara era un pequeño altar donde se le rendía culto a un dios. La de Panxón estaba dedicada al dios Mercurio, el dios del comercio por antonomasia en el panteón romano. Su cronología se situaría alrededor de los s. II e III d. C. En ella figura la inscripción: Merc / urio / ara / Festus / ficit. Es decir: Festo le hizo un ara a Mercurio. Es probable que Festo fuera un comerciante y que, mediante esta ofrenda, intentara favorecer sus “transacciones comerciales”.
El núcleo de población se extendía desde la Playa de la Madorra hasta, cuando menos, la calle del Arco. En toda esta zona se han identificado, sucesivamente, construcciones y materiales arqueológicos claramente romanos.
Otro de los núcleos se hallaba en el lugar de la Xermaña, en las laderas de Monteferro. Aunque la superficie excavada no fue muy extensa, se documentaron diversas estructuras habitacionales, canalizaciones y una ingente cantidad de material arqueológico. Su cronología se situaría alrededor de los s. III y V d. C, y se trataría de un pequeño asentamiento rural. A pesar de que se daban las condiciones para su conservación, quedó prácticamente destruido bajo una urbanización de nueva construcción.
Desafortunadamente, hoy solo podemos admirar una pequeña parte de la arquitectura romana en Panxón, se trata de los restos que se conservan en la calle Tomás Mirambell, donde se documentaron diferentes estructuras de una alfarería (diversos muros, enlosados, canalizaciones y dos balsas de decantación de arcilla) construida a base de ladrillos. En su entorno se pudo delimitar una importante concentración de arcilla, que se interpretó como un área de almacenaje y, aunque no se puede afirmar con seguridad, es muy probable que en esta alfarería se elaboraran ánforas del tipo empleado en el transporte de salazones (lo que confirmaría la importancia del Panxón romano en esta actividad industrial) si tenemos en cuenta la gran cantidad de fragmentos de estos envases que se recuperaron en el yacimiento.
Otro magnífico ejemplo del desarrollo económico de Panxón en esta época lo tenemos en el espléndido mosaico de temática marina recuperado en un lugar sin concretar de las faldas del Castro de Panxón, en el que aparece representado un múgel de 77 cm de largo, dos almejas y varios elementos vegetales.
Un mosaico de esta entidad solo se podía encontrar en una vivienda de nivel económico alto, hipotéticamente en una villa o “casa de campo”, forma básica de organización agropecuaria característica del bajo Imperio, semejante a las que se conocen en la ribera sur de la ría de Vigo (finca Mirambell en Saiáns, Vigo, actualmente musealizada).
Recientemente se recuperaron varios fragmentos de una jamba decorada con motivos geométricos, procedente también de las faldas del Castro de Panxón, lo que no haría más que reforzar la hipótesis de la existencia de una vivienda lujosa, tipo villa.