Uno de los elementos más característicos del paisaje rural de nuestro país y expresión de la cultura tradicional gallega es el crucero. Se sitúan en lugares públicos (encrucijadas, orillas de caminos, atrios de iglesias…) y tenían como función la de sacralizar el lugar, bien por existir previamente cultos de origen pagano, bien por suceder algún hecho luctuoso. Aunque no existe un censo definitivo, parece que su número excede ampliamente los 10.000, distribuyéndose principalmente entre las provincias de A Coruña y Pontevedra. Su origen se remonta al gótico, allá por la segunda mitad del S. XIV, o ya en el S. XV, aunque su eclosión y expansión definitiva se dará durante el S. XVII.
Formalmente es una obra en granito, con una cruz en la parte superior de un fuste de sección circular y con decoración variada. La cruz puede estar apoyada sobre un capitel que imita los estilos clásicos. Los elementos citados se asientan sobre un pedestal cuadrangular que, normalmente, cuenta con una inscripción en la que se recoge la fecha en la que se erigió, el motivo y el nombre de quien lo encargó. Todo el conjunto se eleva sobre una plataforma comúnmente de forma cuadrangular.
En la iconografía domina la representación del Cristo crucificado, solo o acompañado por una Virgen, en diferentes advocaciones: Virgen-Madre (Piedad), Virgen Dolorosa, Virgen de la Soledad, Inmaculada Concepción… Con frecuencia, en el fuste o en la base, aparecen representados los elementos de la pasión (látigo, corona de espinas, clavos, martillo y tenazas), así como la figura del demonio, en forma de serpiente o salamandra.
El de A Lama es una sencilla, pero hermosa, muestra de crucero del S. XVII. Consta de una plataforma de tres pasos, sobre la que se apoya un pedestal de base cuadrangular que, debido la los rebajes que presenta en las esquinas, muestra en la parte superior una sección octogonal. En este lugar es donde se conserva la inscripción en la que se puede leer: MCB / RMIAYO / OACER / ORECO / BMEO / AÑO 1616 / CORES, donde se identifica con claridad la fecha de su construcción.
El fuste es liso, algo corto, de sección circular, sobre el que se asienta la cruz en la que podemos observar en su lado Sur un característico Cristo crucificado en el alto relieve. Por el lado contrario, hay una Piedad de bulto redondo. El acabado de la cruz y su propia iconografía (presencia de la Piedad) sugieren que estamos ante una obra añadida a posteriori, más propia de un momento ya avanzado del S. XVIII.